Apps en salud

Las aplicaciones móviles de salud (apps de salud) están dando lugar a la creación de una nueva dimensión en las relaciones profesional-paciente, ya que se configuran como un espacio abierto de comunicación, favoreciendo el intercambio de información de manera fácil y comprensible. Esto convierte a las apps de salud en importantes sistemas de apoyo para el paciente crónico, pues ofrecen distintos servicios que facilitan los procesos de información, educación, gestión y relación social, los cuales son esenciales para una adecuada autogestión de la salud. 

Según un informe sobre el estado de las apps en 2014, el mercado contaba con 97.000 apps de salud. Estas aplicaciones se clasifican bien en función del público a las que van dirigidas: profesionales sanitarios, pacientes y familiares de patologías específicas o la sociedad general; o bien respondiendo a su función principal: información, educación y sensibilización, registro y monitorización, ayuda al diagnóstico, seguimiento del tratamiento o gestión y utilidades. Este mismo informe estimaba que el uso de estas tecnologías podría reducir el coste sanitario per cápita vinculado a enfermedades crónicas en un 35%. 

En el mercado actual, existen ya numerosas aplicaciones destinadas al control de la dieta, la actividad física o el consumo de cigarrillos mediante técnicas que fomentan la implicación y motivación de la persona. Estas herramientas, junto con otros dispositivos tecnológicos, también están impulsando el campo de la monitorización, haciendo fácil para el usuario el registro de parámetros biométricos de forma periódica y ayudando al seguimiento de su estado de salud. Por otro lado, el uso de algunas de las aplicaciones de salud como herramientas de trabajo por parte de los profesionales sanitarios, permite el acceso a los registros del paciente, el intercambio de información relevante para el cuidado, la gestión eficaz de citas, o la comunicación entre distintos servicios o profesionales. 

Aun así, a la par que se ha ido produciendo el desarrollo de las aplicaciones móviles, se ha abierto un gran debate en la sociedad sobre la gran cantidad de datos personales que se comparten a través de las apps y que quedan a disposición de sus desarrolladores. En el ámbito de la sanidad es innegable la gran utilidad que tienen estos datos en la realización de estudios estadísticos, de prevalencia y de respuestas de la población ante diferentes parámetros biomédicos, facilitando el diseño de futuras estrategias sanitarias. Sin embargo, la recopilación de estos datos debe asegurar siempre las consideraciones éticas y derechos del paciente, así como proteger en todo momento su privacidad, por ello, las instituciones sanitarias no deben respaldar ni utilizar aquellas apps de salud que no cumplan con dichas consideraciones. 

Dentro de la gran cantidad de aplicaciones del subgrupo de la salud, es importante distinguir aquellas con un contenido científico avalado, riguroso y de calidad, que protejan la privacidad del usuario y que tengan utilidad para el público al que van dirigidas. Para ello, la Unión Europea (UE) creó, en 2013, un directorio de apps de salud fiables y útiles. Sin embargo, en los repositorios de aplicaciones móviles de smartphones y tablets, a los que el usuario puede acceder con facilidad, no se aporta este tipo de información, quedando la población expuesta a una gran cantidad de apps de salud no reguladas ni revisadas por parte de las competencias sanitarias y cuyo uso puede resultar incluso perjudicial para la propia salud. 

Esto evidencia la importancia del papel de los profesionales sanitarios en el ámbito de las nuevas tecnologías para garantizar la seguridad del paciente. Desde el sector sanitario es imposible obviar la gran repercusión que el desarrollo de las aplicaciones móviles está teniendo en la sociedad, siendo, en la actualidad, una herramienta imprescindible en la vida de muchas personas a la hora de comunicarse, relacionarse, obtener información o planificar y gestionar las actividades del día a día. Es por ello, que las competencias digitales son cada vez más necesarias en los profesionales sanitarios, que deben adaptarse a los cambios producidos en la sociedad para no desvincularse y poder ofrecer una asistencia personalizada. 

En lo que se refiere a las aplicaciones de salud, es fundamental que el personal sanitario esté debidamente informado, pudiendo incorporar como herramientas de trabajo aquellas que suponen un beneficio para el paciente y desaconsejar las que pueden ser perjudiciales, creando así un entorno seguro dentro de esta nueva dimensión digital, favoreciendo el bienestar del paciente y el de la sociedad en su conjunto.


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